domingo, marzo 26, 2006

En Donato Álvarez y Gaona hay una estatua cubierta por una lona de plástico azul. La lona, que cubre la estatua hasta la cintura, se ajusta perfectamente a la silueta y traza con claridad la cabeza y el torso aprisionados.
Siempre que paso por ahí, no puedo evitar sentir la angustia inexistente de la piedra.
Del mismo modo, sentimos el padecimiento de alguien que no es más que una suma de palabras o un efecto de luz y la tristeza de una especie en extinción cuyo último ejemplar se moriría con inocencia, sin una queja. Y también así, sentimos la penosa soledad de los muertos.
Curioso instrumento éste que, emergiendo de uno como un espontáneo shaman, asfixia la tranquila piedra, concede aliento y vigor a los muertos y promueve la desesperación entre las especies amenazadas; pero que, además, puede negarse a sí mismo y anticipar su propia aniquilación.

6 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

genial.~~
R!

9:26 p. m.  
Blogger Carolina dijo...

genial2

11:24 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

excelente perspectiva
mi admiracion para ud

6:41 p. m.  
Blogger Gavriel dijo...

Nihilismo Caudor...nihilismo...

12:00 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Mira,
si vas a tardar tanto en escribir, mejor no escribas nada!
Al menos podrias tomarte la deferencia de escribir mails avisando cuando publicas algo asi no perdemos el tiempo...
R!

9:08 p. m.  
Blogger Caudor dijo...

R! y B:
El genial fue el duchampesco peón que, por obligación, sentido común, inspiración o libre albedrío, no importa, fabricó un ready-made existencial, cubriendo la estatua con la lona. Yo soy su mero cronista.

Tamu: Excelente comentario. Mi admiración para Ud. también, Tamu.

Gabrielus: ex nihilo, nihil.

7:18 p. m.  

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