jueves, mayo 18, 2006

Ayer, en un breve reposo del monótono zapping circular, un conductor le dijo a una invitada que sostenía una lapicera: «Agarrala fuerte y, si no anda, sacudila, mami» La invitada se rió y el público también e, incluso, hubo ovaciones y aplausos.
Me resultó curioso que ese eterno retorno del chiste de doble sentido, todavía provocara risas, y no melancolía o desesperación existencial.
Quise investigar más el tema y fui hasta el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Allí encontré un informe muy detallado al respecto. La original recurrencia del conductor resultó ser la número 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.0000.000.000.000.00 (los ceros siguen infinitamente y agota ponerlos todos) 1.
El informe también discriminaba el uso de chiste de doble sentido por profesión:
30% choferes (micros de larga y corta distancia, taxistas, etc.) 25% escritores (comprometidos y no comprometidos), 19% albañiles y gente que se dedica a la construcción (arquitectos, ingenieros, etc.) 10% zapateros (un rubro que cayó luego de la revolución industrial en el medioevo representaban el 30%), 9% psicólogos freudianos, 8% psicólogos lacanianos, 7% psicólogos sociales, 5% curas (antes del Concilio de Trento, respresentaban un 60%) 4% amas de casa, 3% conductores de t.v. (abierta y por cable) 2% farmaceuticos y 1% deportistas.
Por último, el informe auguraba un fuerte incremento de este tipo de chistes en el próximo siglo. Es más, según algunas de sus fuentes, antes de cerrar el siglo XXI, todos los chistes serán de doble sentido.